Estamos en el mes de junio, mágico, por la llegada del verano, la noche de San Juan, los atardeceres largos...
Después de un mes de mayo lleno de momentos esclarecedores en los cuales realizamos muchos de nosotros una profunda limpieza interna de primavera, llega el punto de inflexión en el que tenemos que elegir ser nosotros mismos, desde nuestro corazón. (Por cierto, se podría decir que este post será como un "resumen" de los 4 anteriores, me estoy dando cuenta según escribo).
Lo bueno de las cosas que no te gustan en la vida, es que puedes sacar algo positivo de ellas siempre.
Por ejemplo: las personas que, por la razón que sea, (no las juzgo), dicen: "en mi época...", "yo ya soy demasiado mayor para aprender", "no sé para qué hago [...]si no va a pasar nada". Ese tipo de comportamientos, a mi me da más fuerzas para creer en mis proyectos y sueños.
Es curioso, porque alguno de esos sueños parece como si se hubiesen diluido en el pasado, pero sólo se retiraron temporalmente para volver en el momento adecuado.
Otros se cumplieron con creces y fueron más allá de lo esperado. Pero por cosas que ensuciaron la magia de ese sueño, de ese don, se quedaron encerrados dentro del alma, sanando y buscando de nuevo la Luz, para surgir con más sabiduría.
Hace poco leí una frase que me quedé para mi aprendizaje, y la comparto con vosotros: "[sientan la expansión], así se dan a sí mismos el don de permitir algo que nunca pudieron imaginar que germinaría. No necesitan saber las respuestas, ni el "cómo", sólo necesitan saber el "qué". ¿Qué es lo que quieren?" Lena Stevens.
Es una gran verdad. En el centro de nuestros corazones hay una llama que permanece siempre encendida, aunque a veces pensemos en cosas tan negativas como que el tiempo cronológico va en nuestra contra.
Sólo necesitamos ser sinceros con nosotros mismos y rescatar del baúl lo que realmente resuena con nuestro corazón (qué es lo que queremos?)
Desde esa magia, el Amor por nuestro Ser, y la ilusión y pasión por mejorar las cosas uno por uno, podemos conseguir quitar esa capa grisácea que envuelve al mundo, y hacer que los oportunistas, retrógrados, y personas tóxicas que aún piensan que tienen derecho sobre nosotros, o que tienen tan poca imaginación para soñar que nos roban los nuestros, se desvanezcan, y por fin, vivamos plenamente en nuestro planeta disfrutando de la unidad, y a la vez, de la magia de nuestra diversidad. Cada uno de nosotros es un tesoro en sí mismo.