lunes, 28 de marzo de 2022

No, señor@s, el amor no ha muerto. Y tampoco nuestra libertad de ser, de brillar, de expresar.

Buenas noches a todos: 
Aquí estoy, escribiendo en mi blog, después de un tiempo. La inspiración, esta vez me ha visitado en forma de canción (véase el título), que estos días no deja de rondarme en la cabeza: "Aunque digan que el amor ha muerto", que mi querido amigo Juan Antonio Muriel grabó hace años en su maravilloso disco "Seguir Viviendo", que ha remasterizado hace poco. Os invito a escucharlo. 
    Hoy a las 21:35 he estado viendo "Lo de Évole" con las maravillosas actrices de Belle Époque, y el genial Trueba. Adoro esta película, la habré visto... ¡yo qué sé! 4 ó 5 veces. 
   Una de las cosas que me ha terminado de impulsar a escribir este post es el mensaje y propósito de esta película: la libertad de ser uno mismo, de brillar, de que los demás también lo hagan. Con respeto mutuo. 
   Ariadna Gil, hablando sobre la libertad de expresión, ha dicho algo que también ha resonado en mi interior: "El foco hay que girarlo, el problema es cómo se saca de contexto, difunde y miente", "te vas cerrando": "Es verdad que se ha descontrolado de tal manera todo que es difícil, tienes que ser un héroe para dar tu opinión y eso no está bien". A lo que Fernando Trueba añade: "Ese el problema central de la humanidad, no dejar que cada uno haga lo que quiera". Y además Maribel Verdú comenta que te dan ganas de "desaparecer, quiero no existir". Eso es lo grave: que somos nosotros los que, sintiendo que molestan nuestras opiniones, nuestra libertad de ser, de crear en nuestro trabajo, nuestra profesión, y nuestra vida en general, deseamos desaparecer, dejar de brillar, dejar de ir a los lugares donde pertenecemos... Y todo porque aquéllos que se molestan con nuestro Ser, sacan de contexto lo que decimos, hacemos y somos, y mienten sobre nosotros, porque nos culpan de sus miserias. 
   Pero, ¿por qué tenemos que matizar nuestro brillo, desaparecer, dejar de amar a otros y a nosotros mismos por esa gente? 
   Yo me he sentido así en bastantes ocasiones. Y tengo que decir que no hago daño a nadie siendo yo misma, que duermo en paz y bien cada noche, porque tengo la conciencia muy tranquila y voy con el corazón en la mano y de frente. Pero en esas ocasiones que he mencionado, he tenido que desaparecer, no ir a algunos lugares, no hablar con alguien que quiero con el alma, e incluso dejar de cantar... Y he llorado mucho por ello. 
   Lo siento mucho, pero no pienso dejar de brillar, de ser yo misma, de expresarme, de crear, de amar... Porque me quiero, me respeto, confío en mí, y amo esta maravillosa vida y estar aquí. Y no, el amor no ha muerto. Esta siempre. 
FELIZ VIDA 💖 

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