jueves, 24 de abril de 2014

Dejar de pensar tanto...

   Hoy has dicho una frase que me ha hecho reflexionar. Y en un breve descanso de mis clases, escribo este pequeño texto que, en el fondo, hemos escrito los dos juntos.
   Has dicho que hay que dejar de pensar tanto. Tienes toda la razón. Pensar nos sirve para hacer cuentas, los planes diarios, las tareas rutinarias del trabajo, o la vida cotidiana...
   Pero para el amor, pensar se convierte en algo contradictorio, incluso yo diría que hasta perjudicial. ¿Por qué? Pues porque dejamos hablar al miedo, porque llegan ideas que distorsionan incluso la realidad y la identidad de aquél o aquélla a quien amamos, e incluso a veces nos puede hacer daño a los dos. Porque nos dejamos llevar por los demás. Incluso cuando ellos a veces piensen que nos están aconsejando por nuestro bien, siempre va a ser su experiencia, su opinión o su decisión sobre su propia vida, reflejada en la nuestra.
   El Amor es para sentirlo, intuirlo, experimentarlo. Y nadie mejor que nosotros mismos, nuestras sensaciones y nuestras corazonadas, nos van a decir qué es lo mejor para nosotros. Porque si dejamos pasar esas decisiones, el día menos pensado, vamos a detenernos y nos vamos a lamentar por haber hecho una elección fuera de nuestro corazón.
   Estamos en nuestra vida y a veces compartiendo la de otros para disfrutarla y para enseñar a otros que la vida puede estar llena de alegría y amor.
   Ah! Y sin prisas. Aprendiendo despacio, que seguro que tomamos la decisión adecuada. Te quiero mucho. No te quiero obligar a nada. Sólo compartir mi camino contigo, con mucho amor, ganas de vivir, soñar, con libertad, respeto y magia.

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