Existo. Estoy aquí. En el Ahora. Respirando cada instante. Queriéndome y aceptándome cada día más. Y a mi alrededor queriendo a mis amigos, familia. En círculos concéntricos cada vez más amplios.
Y ahí están los abrazos, risas, anécdotas y emociones de los que me sienten como yo a ellos.
Para todos ellos no soy pasado. Soy Yo. Y me aceptan como Soy, como yo a ellos. Estén cerca o lejos en el espacio. Nos comunicamos en persona, abrazándonos, bailando, cantando, riendo, llorando, emocionándonos. Por teléfono, o a través de la red. Incluso a veces no nos conocemos en persona, pero conectamos desde el corazón. Para eso, las redes sociales sí son buenas.
Para otros soy pasado. No porque yo esté encerrada en una burbuja aislante que me relega al más absoluto vacío. No. No ven que los que están en esa burbuja de vida sin vistas panorámicas son ellos. No saben que fuera de esa burbuja hay un mundo infinito de instantes, de verdades distintas que pueden convivir, y que un recuerdo bonito también tiene su continuidad en el presente.
Y ahí están los abrazos, risas, anécdotas y emociones de los que me sienten como yo a ellos.
Para todos ellos no soy pasado. Soy Yo. Y me aceptan como Soy, como yo a ellos. Estén cerca o lejos en el espacio. Nos comunicamos en persona, abrazándonos, bailando, cantando, riendo, llorando, emocionándonos. Por teléfono, o a través de la red. Incluso a veces no nos conocemos en persona, pero conectamos desde el corazón. Para eso, las redes sociales sí son buenas.
Para otros soy pasado. No porque yo esté encerrada en una burbuja aislante que me relega al más absoluto vacío. No. No ven que los que están en esa burbuja de vida sin vistas panorámicas son ellos. No saben que fuera de esa burbuja hay un mundo infinito de instantes, de verdades distintas que pueden convivir, y que un recuerdo bonito también tiene su continuidad en el presente.
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