viernes, 7 de septiembre de 2012

Reflexiones

El sol se pone, y hay una luz en Madrid de esas que nos gustan a los que hacemos fotos. Esa luz que hace hermosas las cosas y las personas.
   Antes de eso, en mi viaje de bus anterior, se cumplía la ley de compensación: a cada persona toxica que sentía a mi alrededor, y que, para más inri, me provocaba un mal pensamiento de esos que nublan el alma, surgía algo hermoso que entraba por la vista, el olfato, el oído... que lo compensaba con creces, y que hacía que un suspiro directo desde el fondo del corazón, sirviera de limpieza profunda.

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