Hola a tod@s:
El otro día, el día del famoso partido del Real Madrid, estaba yo conectada al Twitter, y comenzaron a aparecer comentarios con muy mala leche, la verdad, primero de simpatizantes del Barça, y después de forofos del Real Madrid (por cierto, que conste que no estoy en contra ni a favor de unos o de otros, a mí me gusta el deporte limpio y bien hecho). Al principio procuré no hacerles ni caso, pero al cabo de un rato me empecé a sentir verdaderamente mal. Y como respuesta comencé a tuitear sobre la primavera y demás para limpiar un poquito la atmósfera.
Y a raíz de todo esto, me ha surgido hablar de "la mala uva que se respira en el aire" como dice alguien muy querido para mí. La verdad es que está siendo bastante generalizada.
Pero no la indignación de las personas que han perdido su trabajo o que ven cómo todo el avance democrático conseguido en este bendito país está empezando a brillar por su ausencia, no.
Me refiero a la mala uva de los y las que se empeñan en que prevalezca la vieja energía, a los que se niegan a darle al amor el vasto espacio que se merece en nuestras vidas. En cada segundo que respiramos: nuestro trabajo, nuestros amigos, familia, si se tercia, en incluso, y sobre todo, por nosotros mismos.
La verdad es que asusta el protagonismo que están intentando tomar los susodichos. Parece que esa resistencia de la vieja energía a marcharse de una vez se alimenta de sus sentimientos de rabia, dolor, resentimiento, amargura, frustración, o lo que sea que lleven en su interior.
Hace un ratito entré en el blog de Fernando Luccini y estuve leyendo uno de sus últimos posts. Me ha encantado. Hablaba de la mujer de Gabriel Celaya, y de la ternura. Yo, que soy una defensora a tope de la ternura, como expresión e inspiración del más puro Amor, le he contestado: "[...]que de una vez venza el Amor por encima de conveniencias, amarguras y demás tonterías. Yo soy firme defensora de todo esto. Me considero una persona limpia de corazón, y toda la "mala uva" que surca el aire últimamente me llena de tristeza. Pero tengo la esperanza de que un día todo esto va a cambiar".
Pues eso, que quiero compartirlo con todos vosotros, con todo mi cariño. Espero que todos vuestros sueños más descabellados se hagan realidad por fín. Por encima de todo está el corazón. ¿No creéis? Un fuerte y tierno abrazo.
El otro día, el día del famoso partido del Real Madrid, estaba yo conectada al Twitter, y comenzaron a aparecer comentarios con muy mala leche, la verdad, primero de simpatizantes del Barça, y después de forofos del Real Madrid (por cierto, que conste que no estoy en contra ni a favor de unos o de otros, a mí me gusta el deporte limpio y bien hecho). Al principio procuré no hacerles ni caso, pero al cabo de un rato me empecé a sentir verdaderamente mal. Y como respuesta comencé a tuitear sobre la primavera y demás para limpiar un poquito la atmósfera.
Y a raíz de todo esto, me ha surgido hablar de "la mala uva que se respira en el aire" como dice alguien muy querido para mí. La verdad es que está siendo bastante generalizada.
Pero no la indignación de las personas que han perdido su trabajo o que ven cómo todo el avance democrático conseguido en este bendito país está empezando a brillar por su ausencia, no.
Me refiero a la mala uva de los y las que se empeñan en que prevalezca la vieja energía, a los que se niegan a darle al amor el vasto espacio que se merece en nuestras vidas. En cada segundo que respiramos: nuestro trabajo, nuestros amigos, familia, si se tercia, en incluso, y sobre todo, por nosotros mismos.
La verdad es que asusta el protagonismo que están intentando tomar los susodichos. Parece que esa resistencia de la vieja energía a marcharse de una vez se alimenta de sus sentimientos de rabia, dolor, resentimiento, amargura, frustración, o lo que sea que lleven en su interior.
Hace un ratito entré en el blog de Fernando Luccini y estuve leyendo uno de sus últimos posts. Me ha encantado. Hablaba de la mujer de Gabriel Celaya, y de la ternura. Yo, que soy una defensora a tope de la ternura, como expresión e inspiración del más puro Amor, le he contestado: "[...]que de una vez venza el Amor por encima de conveniencias, amarguras y demás tonterías. Yo soy firme defensora de todo esto. Me considero una persona limpia de corazón, y toda la "mala uva" que surca el aire últimamente me llena de tristeza. Pero tengo la esperanza de que un día todo esto va a cambiar".
Pues eso, que quiero compartirlo con todos vosotros, con todo mi cariño. Espero que todos vuestros sueños más descabellados se hagan realidad por fín. Por encima de todo está el corazón. ¿No creéis? Un fuerte y tierno abrazo.
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