sábado, 31 de marzo de 2012

29M. Mi crónica.

Este escrito quiere ser a la vez una crónica particular de la Huelga General y una muestra pequeña de los sentimientos interiores que toda esta situación me produce, y que creo que refleja la de muchos españoles de a pie como yo.

   Llevo unos cuantos días con un nudo en la garganta, e incluso se me han caído ya unas cuantas lágrimas pensando en la manera en la que España está retrocediendo en todos los progresos sociales que ha conseguido desde el fin de la dictadura.
   En todo momento me acuerdo de mi abuelo Luciano y de todos los que, como él, lucharon hasta el final y con todas las consecuencias por que este país tuviera libertad, dignidad y todo lo que ello conlleva. Pero se encontraron con la guerra de frente, la cual trajo la opresión y el pisotón de la bota de clavos de los que quisieron ( y aún quieren, en todo nivel de la sociedad) reprimir las ganas de vivir de la mayoría, a través del miedo y el chantaje social, moral y sentimental.

   Y también reconozco a los que, después, en los años 70´s y más adelante, lucharon por la transición a la democracia, y que, a base de diálogo, protestas, fuerza, coraje y honestidad, poco a poco consiguieron devolvernos los derechos que nos correspondían. Gente llana, honesta, de los cuales conozco a alguno en persona y otros no tengo el gusto.

   Pero estoy segura de que, tanto ellos como yo, y miles más, estamos estos últimos tiempos tristes, al menos indignados viendo impotentes los pasos atrás que está dando este nuestro país.

   Vamos a ser positivos y pensar que siempre a las puertas de un cambio energético, social, e incluso emocional, hay una respuesta de las fuerzas "oscuras" (encarnadas a veces en personas) que se resisten a que haya Luz, verdad, honestidad y Amor en este planeta bello, que se merece una oportunidad de vivir vidas verdaderas con sueños cumplidos y mucho más.

  Hoy, desde mi tristeza, pienso, qué fácil es decidir cambiar de una vez, sin miedo, con decisión, hacia el Amor.
   Con la esperanza puesta en mantener la cerilla encendida para hacer el camino más fácil: Adelante!

   Esto lo escribí en el metro, mientras que iba sin ninguna gana ni convinción a mi puesto de trabajo, como muchos que desconocíamos las consecuencias de hacer la huelga, o lo que es peor, coaccionados por lo que podían perder si la hacían. Os puedo asegurar que en las 2 horas que tardé en llegar, las caras de los que venían conmigo eran de absoluta tristeza, como la mía.
   Seguro que muchos luego se acercaron a la manifestación. Os mando a todos un abrazo apretado y un beso. ¡Ánimo valientes!

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