Estamos viviendo un tiempo extraordinario de cambio colectivo en nuestro planeta. Todos y cada uno de nosotros estamos comenzando a vivir con el corazón, a dar importancia plena al Amor en mayúsculas. Al principio, nos desconcertamos, no sabemos lo que nos ocurre: lo que antes nos satisfacía y nos cobijaba, nos llena de aburrimiento, y queremos vivir lo que nuestro instinto nos pide.
Cada vez tenemos más urgencia de que ocurran estos cambios, y de repente, un día, nos damos cuenta de que está en nuestras manos el llevar a cabo estas transformaciones dentro de nuestras vidas, porque si no, vamos a sufrir un dolor innecesario, pensando que estamos mejor y más a gusto nadando en nuestro propio fango cotidiano, y nos contamos excusas y mentiras disfrazadas de verdad para no vivir como realmente nos merecemos.
Entonces, surge la resistencia al cambio, mezclada con la sensación de urgencia para vivir la vida que nos merecemos, y estamos desconcertados un tiempo, hasta que decidimos decirle adiós al dolor que nos atenaza a diario.
Decidimos entonces darnos una oportunidad y dejarnos llevar por la ternura, la pasión, el Amor, la Vida, la Luz. Decidimos subirnos al tren y despojarnos de las expectativas antiguas de sufrimiento, y decir que sí al corazón, al instinto, porque es más fácil levantarse cada día con la esperanza de que, al fín, estamos experimentando lo que vinimos a vivir a esta Tierra: el Amor a caricia limpia, a sonrisa limpia. Con valentía, con ilusión. Con paciencia, con amor, sin miedo a vivir. No te exijo nada. Sólo sé feliz. Vive. No te pido nada más...
Cada vez tenemos más urgencia de que ocurran estos cambios, y de repente, un día, nos damos cuenta de que está en nuestras manos el llevar a cabo estas transformaciones dentro de nuestras vidas, porque si no, vamos a sufrir un dolor innecesario, pensando que estamos mejor y más a gusto nadando en nuestro propio fango cotidiano, y nos contamos excusas y mentiras disfrazadas de verdad para no vivir como realmente nos merecemos.
Entonces, surge la resistencia al cambio, mezclada con la sensación de urgencia para vivir la vida que nos merecemos, y estamos desconcertados un tiempo, hasta que decidimos decirle adiós al dolor que nos atenaza a diario.
Decidimos entonces darnos una oportunidad y dejarnos llevar por la ternura, la pasión, el Amor, la Vida, la Luz. Decidimos subirnos al tren y despojarnos de las expectativas antiguas de sufrimiento, y decir que sí al corazón, al instinto, porque es más fácil levantarse cada día con la esperanza de que, al fín, estamos experimentando lo que vinimos a vivir a esta Tierra: el Amor a caricia limpia, a sonrisa limpia. Con valentía, con ilusión. Con paciencia, con amor, sin miedo a vivir. No te exijo nada. Sólo sé feliz. Vive. No te pido nada más...