martes, 20 de noviembre de 2012

Viajando.

Viaje. Viajes cortos en la ciudad. Viajes a otros lugares. Lugares donde escapar y encontrar nuestro interior. Donde rescatar del pasado lo que no nos permitimos entonces.
   Ahora que se acalla nuestra veloz y ruidosa mente, cansada ya de influencias de otros, miedos y ruidos, ahora es el momento de regresar al corazón. De abrir su puerta y respirar aire fresco. De sorprendernos y reconocernos. En nosotros y en el otro.
   Es el viaje de la libertad. Vayamos donde vayamos. La libertad de elegirte. La libertad de cambiar de rumbo. O regresar al camino abandonado.
   La libertad que conlleva responsabilidad, para cuidarnos más, querernos mejor.
   Y de rebote, allí están los miedos. A los lados de la senda. Reparamos en ellos, pero para reconocerlos, abrazarlos, y definitivamente, despedirnos de ellos.
   Porque si no, harán que pese nuestro equipaje, que tropecemos por el camino. Que la mente vuelva a ganar, y haga que regresemos sobre nuestros pasos, y nos volvamos a casa con la cabeza gacha y los ánimos aún más bajos.
   Así que ¡adelante! Nuestro viaje está lleno de experiencias. De permitir, de aceptar, de respirar, de Amar.
NUESTRO VIAJE ESTÁ LLENO DE AMOR. DE VIDA.

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No, señor@s, el amor no ha muerto. Y tampoco nuestra libertad de ser, de brillar, de expresar.

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