El domingo, por millonésima vez, pusieron "Pretty Woman" en la tele. Y como no, por millonésima vez también, la ví, no me pude resistir...
Lo bueno que tiene ver películas que te gustan, tantas veces es que reparas en detalles en que no te fijaste en otras ocasiones, además de despertar sentimientos internos con escenas que hace unos años no te hubiesen llamado tanto la atención ; así como no prestamos mucha atención a pasajes que antes sí nos marcaron.
Me refiero a cuando ella, en un momento de confesión íntima de recuerdos de la infancia, que surgen cuando se traspasan las puertas de la confianza en un momento de "debilidad" y nos atrevemos a reclinarnos (¡por fín!) en el hombro de nuestro enamorado; en ese momento, digo, ella le dice que recuerda que siempre que su madre la castigaba encerrada en su habitación pensaba que llegaría un príncipe encantador a lomos de su corcel y la rescataría de su encierro en la torre del castillo.
Pues bien, y yo me pregunto: ¿dónde está el mío?. Más bien lo sé, pero aún no se ha atrevido a galopar hasta mi torre.
Casi siempre Don Encantador termina viniendo, y cuando llega el momento del rescate ¡catapúm!, por una cosa o por otra, ¡se larga con viento fresco! bien, a su propia torre para encerrarse él solito en su propia prisión, o para contemplar de lejos mi ventana y suspirar cual Romeo por mis santos huesos.
¡Ay! y lo malo del caso es que cada vez este caso se va multiplicando entre mis amigas y conocidas Princesas y Reinas de todos los Reinos de este Encantado Mundo.
Señoras y Señoritas: ¿Qué pasa con nuestros Príncipes Encantados? Pues naaaada, que unos se van con la hechicera de turno que les engañó para tomar la poción "come-cocos" de la comodidad, del quedarse con su estado de ignorancia cardíaca acerca del Amor (sólo es importante lo que diga la mente)-
¿El Amor? no importa, aunque no les apetezca ni siquiera dormir con ellas, en el fondo. Pero ya, ¿para qué cambiar?
Nosotras, las cautivas enamoradas del Amor, idealistas guerreras defensoras del Amor a ultranza, sabedoras de que todo lo transforma (todo), ahí nos quedamos, de amantes, algunas (no es mi caso, en absoluto, valgo más que eso, no soy tercera parte de nadie), otras se quedan de Amor platónico (vale, es muy bonito, pero que ya nos apetece ser sus compañeras, sobre todo si hemos descubierto ambos que somos Compañeros del Alma)
Otras, simplemente, han sufrido ya tanto, que se dan media vuelta y buscan exactamente lo mismo que ellos, el primero que llegue que les haga compañía, aunque a mayor edad, más exigencia.
Pero yo, lo siento mucho, prefiero estar sola, antes que convivir con alguien a quien no amo, nooooo.
Sólo queda que les demos un beso nosotras a ellos, nuestros queridos sapos encantados por la bruja de turno (aunque sea invisible y se llame sociedad, mente, ego, o la peor de todas: miedo), sólo queda que los besemos y los desencantemos.
Porque, al fín y al cabo, chicas, nosotras muchas veces los rescatamos a ellos.
¿O no, chicos? Os amamos...
Un lugar seguro donde expresar y compartir lo que siento y mis energías con vosotros, en Amor y Luz.
miércoles, 9 de junio de 2010
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