Todo comenzó allá por diciembre del 2019, cuando escuchamos o leímos en las noticias que en la región de Wu Han (China), se reportaron los primeros casos del coronavirus a la OMS.
En esos momentos, quizás no le diéramos tanta importancia como en realidad tiene. Lo veíamos muy lejos.
Desde que el 5 de Enero se descubre que es una nueva cepa de coronavirus, parece que la velocidad de los acontecimientos se ha ido acelerando.
Y el virus comenzó su viaje desde China hacia Tailandia, Japón, los primeros casos en Estados Unidos y Europa, donde aterrizó en Francia.
Y así se ha ido extendiendo, sin distinguir clases sociales, religiones, etc. Ante él todos somos vulnerables. Aunque unos más que otros.
Deciros que trabajo en Centros de Mayores del Ayuntamiento de Pozuelo. El día 6 de marzo recibimos (con alivio) una orden de la Comunidad de Madrid de cierre de todos los Centros. La verdad es que me sentí muy tranquila, porque mis queridos mayores son uno de los grupos de riesgo, además de los enfermos de corazón, aparato respiratorio, y cuyo sistema inmunológico está débil.
No se me va de la cabeza la exposición al dichoso bicho que tienen también los verdaderos héroes que trabajan para cuidarnos, desde personal sanitario: médicos, enfermeras, celadores, auxiliares, personal de emergencias, personal de administración de hospitales; empleados de supermercados, tiendas de alimentación, farmacias, etc., personal de limpieza, UME, bomberos, Guardia Civil, policía..., panaderos, profesionales de todos los medios de comunicación: radio, televisión, prensa...*, y TODOS los que nos quedamos en casa por los nuestros, y por nosotros, para parar este bicho que pretende hacer tanto daño, JUNTOS.
* Perdón si me he saltado alguna gente. Pero son muchísimos, por suerte.
En estos tiempos difíciles, estos tiempos raros, de quedarnos confinados, están surgiendo muchas cosas buenas también.
Parece que nos estamos conectando más con nuestra Consciencia, Alma y corazón. El silencio nos está haciendo reflexionar más sobre muchas cosas.
Nos comunicamos más con nuestra gente querida, aumenta el uso del teléfono fijo, las vídeo conferencias por Skype y Whatsapp, para vernos las caritas y emocionarnos juntos.
A las 20 h. salimos a la ventana a aplaudir a quienes nos cuidan, y ya últimamente nos animamos unos vecinos a otros, y nos decimos "hasta mañana", voceando de un balcón, ventana o terraza a otro.
Tenemos conciencia de quiénes son nuestros vecinos, quién necesita que le hagamos los recados, quién nos atiende en las tiendas abiertas.
Hay más calor humano. Ese calor que creo que muchos de nosotros echábamos de menos hace tiempo.
En el silencio que ha traído la poca circulación de vehículos, la poca gente en la calle, etc., se escuchan más los pájaros, se siente más el calor del sol, el sonido y el olor de la lluvia, se ven los brotes de las primeras hojas de los árboles que nos trae la primavera, quizá para regalarnos algo para elevarnos la moral.
Esta mezcla de encierro, vuelta a nuestra humanidad, y muchas otras cosas, aparentemente nuevas (aunque ya estaban ahí), ha hecho que conectemos con nuestro Ser. Y también ha traído creatividad.
Sí, es verdad que también tenemos momentos malos, lloramos, hay momentos de ansiedad y ese miedo malo que se quiere colar. Pero NO NOS VAMOS A RENDIR. Estamos realmente juntos en esto, y somos muchos seres humanos buenos, que intentamos ser mejores personas, y espero y deseo que, cuando hayamos acabado con el bicho, pongamos (o sigamos poniendo) en práctica todo lo bueno que ahora está saliendo de cada uno de nosotros, a pesar de unos pocos desgraciados (por decir algo suave) que intentan (como siempre) estropearlo todo.
Yo sigo quedándome en casa, como muchísimos de nosotros, y mis amigos y familia, vecinos, etc., sanitarios, y demás maravillosa gente, saliendo a trabajar cada día para que estemos lo mejor posible. GRACIAS por ello.
Sigo trabajando en casa para mis queridos mayores, preparando cursos, conferencias, clases. Me siento bien trabajando. Practico Tai Chi cada mañana en mi salón. Me sienta, y me viene muy bien. Sigo en comunicación con mi gente, conectando también con quien hace tiempo que no hablaba. Leyendo y disfrutando libros que hacen viajar. Descansando con sueño reparador, de ese que recarga energías.
Seguiré escribiendo este pequeño diario de estos tiempos raros, en los que volvemos a ser humanos.
Feliz Vida ❤