Desde siempre la música ha formado parte de mi vida, primero como oyente, desde muy tempranito, y luego haciendo mis primeros pinitos encerrada en mi habitación, con un cepillo del pelo como micrófono... Qué vergüenza me daba cuando mi madre se asomaba por la puerta y me decía: "muy bien, qué bonito has cantado". Hasta me cabreaba y todo...
Años después entraba en un coro del Centro Cultural de mi barrio sumergiéndome en las polifonías de la Edad Media, Barroco, y demás, y luego en el Orfeón de Castilla, ya para atrevernos con temas más contemporáneos y todo. Disfrutando de la experiencia de cantar a varias voces (a veces hasta 6 diferentes). En esa época viajamos a París para formar parte de la Orquesta y Coro Filarmónico Europeo, cantando la 9ª Sinfonía de Beethoven cuando éramos aún 12 países miembros de la Comunidad Europea. Cómo pasa el tiempo...
2 años después, empecé a cantar en el Rincón del Arte Nuevo, primero con un guitarrista brasileño llamado Vinicius Lisboa; adivinad qué música cantábamos.
Después apareció Carlos Aguado (Maestro Aguado para los amigos, por su maravillosa forma de tocar la guitarra)
Allí coincidíamos un montón de artistas: Juan Antonio Muriel (interminables noches de conversaciones, risas y silencios a la orilla de una guitarra y el humo de un cigarrillo), Joaquín Lera (ternura gallega personificada), El Mecánico del Swing (mi hermanito revolucionario), Laura Granados (pizquilla gaditana, con salero y voz apabullante), Paco Segura ( con el que hacía también voces en sus canciones), Luis Felipe Barrios y Matías Ávalos (grandes amigos, poetas, y cómplices de las noches bohemias)... Académica Palanca (había que ir a verlos sin rimel si eras chica, porque corrías el riesgo de acabar como un mapache). Qué tiempos más maravillosos aquéllos en la música de este país, qué grandes amigos (con algunos sigo teniendo una gran amistad).
Después, Los Juglares, con La Oveja Negra... o Gris, Antonio de Pinto, un jovencito Ismael Serrano que venía tímidamente a pedir permiso para tocar, y después llenaba el local de crías universitarias que le miraban embobadas.
En eso, mi grupo Duina, con Carlos Aguado y otros grandes músicos. Y en dúo con Carlos.
Pasando algo de tiempo, conocí a Isidro Arenas del grupo Tennessee, y recorrimos un montón de kilómetros con el Rock and Roll a cuestas a bordo de una furgoneta, y conocí a mi amiga-hermana Rut Garralón. Qué tiempos, cantando con Bourbon, y Soultrack, Rythm and Blues y Soul a raudales. Mi hermanita la Rú, con la que sigo riendo, conversando, compartiendo vida.
Aunque luego el trabajo fue un poco cuesta abajo, y claro, ya había que hacer BBC (Bodas, Bautizos y Comuniones) ¿te acuerdas Rut?, y entonces, una mala época de mi vida, la cual no quiero recordar, ni sirve de nada... Y mi voz se quedó encerrada un tiempo dentro de mi corazón, en un rincón, esperando limpiar barro acumulado, soltar lastre innecesario. Ahí comenzó mi Camino Silencioso (con permiso, le robo un momento el título a un disco de mi querido Robert H. Coxon. Vino el Tai Chi, maravilloso baño de paz, catalizador de heridas enquistadas. Con él sigo, y me acompañará toda la vida. Además con él conocí a mis queridos amigos de práctica y de vida, y mi amado Maestro...
Pero, un día, en un evento, conocí al ya nombrado más arriba Robert Coxon, compositor y músico de grandes melodías que se te meten en el alma. En su concierto, compuso una música personal para una persona de la organización, y al escucharla, esa música me habló.
Me contó todo el camino tan bonito que había andado con ella, que era mi expresión, mi voz.
Y me preguntó esa melodía, mientras salía de las manos de Robert, que porqué sólo me había quedado con la parte silenciosa de la expresión de mi energía, por otro lado una hermosa forma de comunicación aunque silenciosa.
Después de la experiencia, fui a hablar con Robert. Me escuchó atentamente y en silencio, asintiendo a lo que hablaba. Y me dijo con una suave voz: " Now, you can sing" ("Ahora ya puedes cantar"). Ahora, de vez en cuando hago mis pinitos de nuevo, he grabado unas voces en un disco de Rubén Buren, he cantado en el Rincón de nuevo con Luis Farnox... Y no descarto que algún día vuelva a cantar, si el proyecto me llega al fondo del alma de nuevo, y no se nota apenas la presencia mediática de los que toman esto como especulación, forma de frivolidad mal entendida, o algo así.
PORQUE LA MÚSICA ES LA EXPRESIÓN DE LO QUE NUESTRO CORAZÓN NO PUEDE ESCONDER Y QUIERE COMPARTIR CON EL MUNDO ENTERO.
Gracias a todos mis compañeros de camino, los que se fueron, los que siguen ahí, y los que vendrán...
Os quiero.
Un lugar seguro donde expresar y compartir lo que siento y mis energías con vosotros, en Amor y Luz.
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