Últimamente paso el día de estación en estación. Viajando a sitios donde nunca he estado para enseñar (o tratar al menos), lo poquito que sé.
Parezco un antiguo monje budista, de esos que iban de pueblo en pueblo para llevar su esencia y enseñanzas.
En el fondo, me gusta este peregrinaje, sobre todo si me deja tiempo suficiente para sentarme a tomar un café y escribir un rato.
Es lo que me ha pasado esta semana, última de Junio, cuando ya el curso se ha terminado en mis centros, pero he tenido que ir a sustituir a una compañera.
De todos modos, ya se siente el cansancio acumulado durante todo el curso. Todas hemos arrastrado nuestros huesitos este último mes, aunque nos encante nuestro trabajo. Pero también nos hemos ganado unas merecidas vacaciones para ponernos al día con nuestro interior. Para ordenar nuestras ideas y nuestros cajones. Para salir a respirar y recargarnos con unos rayitos de sol. Para encontrarnos sin tanta prisa con nuestros amigos, familia, nuestros queridos compañeros de camino.
Para ir a nuestro refugio, donde nos llenamos de fuerzas e ilusión para comenzar el siguiente curso. Para llenar la vida de sueños nuevos y seguir luchando por los que ya tenemos.
Adelante, compañeros, que lo estamos haciendo muy bien, que nos merecemos un abrazo, una sonrisa y sentir que el tiempo corre más despacio, que podemos disfrutar del mundo y
que si estamos unidos en todo lo que queramos llevar a cabo, seremos capaces de todo.
¡PODEMOS! Felices vacaciones, y si no las tenéis, por lo menos daros un espacio cada día a vosotros mismos.
Parezco un antiguo monje budista, de esos que iban de pueblo en pueblo para llevar su esencia y enseñanzas.
En el fondo, me gusta este peregrinaje, sobre todo si me deja tiempo suficiente para sentarme a tomar un café y escribir un rato.
Es lo que me ha pasado esta semana, última de Junio, cuando ya el curso se ha terminado en mis centros, pero he tenido que ir a sustituir a una compañera.
De todos modos, ya se siente el cansancio acumulado durante todo el curso. Todas hemos arrastrado nuestros huesitos este último mes, aunque nos encante nuestro trabajo. Pero también nos hemos ganado unas merecidas vacaciones para ponernos al día con nuestro interior. Para ordenar nuestras ideas y nuestros cajones. Para salir a respirar y recargarnos con unos rayitos de sol. Para encontrarnos sin tanta prisa con nuestros amigos, familia, nuestros queridos compañeros de camino.
Para ir a nuestro refugio, donde nos llenamos de fuerzas e ilusión para comenzar el siguiente curso. Para llenar la vida de sueños nuevos y seguir luchando por los que ya tenemos.
Adelante, compañeros, que lo estamos haciendo muy bien, que nos merecemos un abrazo, una sonrisa y sentir que el tiempo corre más despacio, que podemos disfrutar del mundo y
que si estamos unidos en todo lo que queramos llevar a cabo, seremos capaces de todo.
¡PODEMOS! Felices vacaciones, y si no las tenéis, por lo menos daros un espacio cada día a vosotros mismos.